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nivel 1

¿Aprender jugando?

Hace tiempo que me resigné a dar por perdidos aquellos primeros años de labor docente en los que la complicidad con los alumnos era relativamente fácil de lograr. Yo era bastante más joven y no sé si esa es la razón o quizás también influía el contexto de un país centroamericano en el que los alumnos que legaban a mis clases en la universidad, muchos ellos de clases sociales desfavorecidas, traían ya de fábrica la tan ansiada "motivación" para aprender y así escapar de situaciones de vida complejas.

Mi regreso al país y el aterrizaje en la educación secundaria fue bastante abrupto pues me colocó frente a situaciones que no lograba identificar y mucho menos comprender. Estaba desorientada y todavía no era consciente de la enorme tarea de aprendizaje que tenía por delante. Lejos de sentirme bloqueada, decidí investigar y buscar una forma de trabajo que me pudiera ayudar a reconstruir esos puentes con los alumnos, me permitieran comunicarme con ellos alejada de la tarima y la lección magistral (algo que por otra parte, nunca ha formado parte de mi "estilo docente") y me facilitara la tarea de animarles a aprender. Porque aprender es algo que van a tener que hacer nuestros alumnos todos y cada uno de los días que les quedan sobre este planeta.

La experimentación con las TIC solucionó algunos problemas, la intuición de lo que después supe se llama Flipped Classroom fue tomando cuerpo y poco a poco logré recolocar algunas cosas. Despúes vino el ABP, el PLE, el aprendizaje cooperativo, el interés por la inteligencia emocional, la alfabetización multimedia y algo que descubrí un poco de rebote pero que se ha instalado en mi forma de trabajo, el Visual Thinking. Y a pesar de haber hecho algún pinito con la gamificación, este verano toca tratar de formalizar intereses y lecturas e incorporar esta nueva herramienta a la maleta docente.

En una época en la que el mundo que nos rodea está en transformación permanente y nuestros alumnos viajan por internet y las redes sociales buscando espacios de conexión y aprendizaje alternativos, se hace más que nunca necesario que los docentes tratemos de reducir la brecha que nos separa y encontremos espacios de confluencia en los que establecer diálogos para el aprendizaje.

Nuestros alumnos están constantemente aprendiendo. Las redes sociales y los videojuegos son una fuente interminable de conocimientos gracias a las cuales los jóvenes de hoy en día aprenden matemáticas calculando sus puntuaciones o número de seguidores, lengua escribiendo comentarios sobre los progresos o publicaciones de sus amigos, ciencias viendo videos de sus youtubers favoritos, sociales viajando por diferentes países o, (¿por que no?) mundos virtuales, música escuchando e intercambiando canciones de sus artistas favoritos y arte creando pequeños museos con videos, fotos y capturas de pantalla que narran sus microhistorias. Todo ello de forma autodidacta y sin, apenas, intervención de los adultos.

Esto que, de entrada, nos podría llevar a pensar que la carrera docente está condenada a una lenta agonía hasta llegar a su desaparición nos coloca justo en lo contrario: cuanto más huerfanos de aprendizaje son nuestros alumnos más necesidad tienen de que los docentes les acompañemos, les guiemos y orientemos en su tránsito hacia niveles de formación más elevados. Pero es absurdo pensar que nuestros chicos, que en cuanto salen del colegio se conectan con sus móviles y aprenden participando en redes o videojuegos pueden seguir aprendiendo sentados en silencio frente a un señor o señora que, en el mejor de los casos, amplía los contenidos que aparecen en los libros con anécdotas de cursos pasados. Tenemos que pasar de la simple escucha y repetición (educación bulímica que le llama María Acaso) a la acción

Los docentes tenemos que entender que se aprende haciendo (cultura maker) y que nuestros alumnos van a aprender mucho más si lo hacen jugando. La gamificación en el ámbito escolar hace referencia al uso de mecánicas de juego con el objetivo de potenciar la motivación, la concentración, el esfuerzo y el aprendizaje de los alumnos.

¿Por qué no intentarlo?

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