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Experiencias

Si de los errores se aprende, por qué tanto miedo a equivocarnos...

Hace tiempo que estoy convencida que la escuela debería ser el más grande laboratorio de aprendizaje del mundo. Pero no un laboratorio cualquiera, sino un espacio de ensayo en el que el error en la experimentación no fuera penalizado, sino asumido como oportunidad de aprendizaje e incluso premiado ya que: quién nunca lo intenta nunca se equivoca. 

Fiel a esta convicción, cada curso trato de introducir alguna actividad nueva en el aula. A veces me equivoco y lo planteado no resulta tan interesante para los alumnos como yo lo había pensado, pero otras veces mis expectativas son superadas y los trabajos reflejan con claridad no solo los aprendizajes realizados sino que van más allá y me descubren propuestas de gran calidad.

Este curso pasado he realizado dos pequeñas experiencias relacionadas con el juego en dos asignaturas diferentes. En la primera traté de generar un escenario gamificado en el que a través de varias fases (niveles) los alumnos tenían que llegar a resolver una misión: descubrir cómo la publicidad afecta los hábitos de consumo de las personas. En la segunda, los alumnos utilizaron el arte del Camino de Santiago para generar un juego de mesa que llamaron Caminari. Aunque en ambas actividades hay muchas cosas que mejorar las experiencias fueron valoradas de forma muy positiva por los alumnos.

publiBOTización

Caminari

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